Habíamos ido, mi mujer y yo, a cenar fuera de Barcelona y a la vuelta a casa, como ella iba caliente, se puso a chuparme la polla mientras yo conducía.
– ¿Por qué no paras? – me dijo ella al rato.
Yo busque un descampado y me metí con el coche, los dos pasamos al asiento trasero y comenzamos a follar. En nuestra fogosidad no nos dimos cuenta que cuatro individuos nos observaban, en eso que abrieron las puertas traseras y nos sacaron del coche de forma brusca y medio desnudos. Nos llevaron a rastras, entre gritos de mi mujer y míos, hasta un bosque que estaba a unos 20 metros. Allí esos tipos tenían una especie de cobertizo montado entre dos arboles y un par de colchones.
A mí me ataron a un árbol mientras a mi esposa la echaron en uno de los colchones boca abajo. Dos de los tipos la sujetaban, mientras otro se saca su polla, y sin ningún tipo de delicadeza, y entre los gritos de mi mujer, la enculo violentamente. Ella se revolvía, gritaba, pero él la enculaba y enculaba de forma violenta.
Cuando este termino, le dieron la vuelta, entonces fue el otro que no la sujetaba, que sacando su enorme aparato lo metió en su coño, con sus manos la agarro por la pelvis para penetrarla mejor, sus embestidas eran violentas. Mientras uno de los hombres la agarro por el pelo y le metió su polla en la boca. Cuando se corrió, el que tenia la polla en la boca la sujeto y le descargo su semen en la garganta, por las comisuras de los labios le resbalaban gotas de leche.
Cuando estos dos terminaron, otro se echo en el colchón, su pene estaba duro y enorme, a ella la colocaron encima de su polla comenzado una frenética cabalgada mientras les chupaba la polla a dos de los hombres. EL tercero se masturbaba la polla y cuando esta estuvo dura se acerco al grupo, empujo a mi mujer hacia delante y le hundió su poderosa herramienta en el culo.
Los cuatro acabaron corriéndose, los dos a los que ella mamaba la polla le llenaron la cara de semen.
Durante un tiempo que me pareció interminable se la estuvieron follando sin tregua, luego nos llevaron al coche para que nos fuéramos, él que iba a mi lado me dijo
– Vaya suerte tío, como le gusta follar a la guarra de tu mujer –
Entonces caí en la cuenta que, si bien al principio ella intentaba liberarse, no tardo en dejarse hacer, y creo, estoy seguro, que disfruto de aquella violación.
Además, desde ese día y pasados los primeros momentos, su actitud en la cama es mucho más ‘golfa’ que antes. Vamos que mi mujer se ha vuelto mas guarra.
No paro de reflexionar sobre que actitud tomar respecto a ella, ¿la dejo? ¿Sigo a su lado, con la certeza de que disfruto mientras era violada? ¿Intento vengarme?. La verdad, estoy echo un lío.
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