Este es mi primer relato y espero que os guste. No voy a decir si es real o imaginario. Lo dejo a vuestra imaginación.
Soy un hombre ya maduro de 59 años. A pesar de mi edad, siempre voy caliente. Me atraen mucho las mujeres maduras y sobre todo me pone mucho la mujer de mi cuñado.
Ella se llama Maite y siempre que nos saludamos al darnos un par de besos procuro darle un pequeño abrazo o apretón al que siempre corresponde. Nunca hemos tenido ocasión de estar solos para poder intentar algo con ella hasta que un día fui a su casa a llevarle unas botellas de vino, que había comprado en un viaje a la Rioja.
Llegué a su casa y estaba sola, ya que mi cuñado se había ido ese fin de semana a cazar. Al entrar en su casa, como siempre, nos dimos un par de besos y aproveché para darle un pequeño abrazo y una caricia en la cara.
Hola Maite, vengo a traeros el vino que os prometí.
¿Está Gonzalo?
No, respondió. Se ha ido a cazar este fin de semana.
Bueno, pues ya que he venido, invítame a un café cuñada.
Se dirigió a la cocina a preparar el café y yo la seguí. Iba vestida con una sudadera ajustada y un pantalón de chándal que marcaba su culo, por el que siempre me había sentido atraído.
Empezó a preparar el café en una cafetera italiana dándome la espalda mientras no dejaba de mirarle el culo.
Me fui acercando por detrás sin parar de hablar preguntándole a cerca de mi cuñado que había estado delicado por una depresión y sobre mi sobrina que estaba estudiando en Madrid.
Cuando empezó a salir el café, me acerqué un poco más con la excusa de olerlo, por encima de sus hombros y aprovechando el contacto, la abracé por su vientre y dándole un beso en el cuello le dije: Ummm…, que bien huele el café, cuñada, aunque tú hueles aún mejor.
Nos quedamos así parados, sin deshacer el abrazo, mientras oí o me pareció oír un suspiro. Llevo una de sus manos a las mías y cuando pensaba que iba a deshacer el abrazo, se subió un poco la sudadera y puso mis manos en su vientre desnudo. Sentí en ese momento una excitación tremenda que hizo que me empalmara y apretara mi polla contra su culo mientras volvía a besarla en el cuello y entonces si que sentí bien sus suspiros. Subí mis manos buscando sus pechos desnudos que empecé a acariciar mientras giró su cabeza y nuestras bocas se encontraron. Primero fue un beso en los labios suave.
Después empecé a lamer su labio inferior hasta que abriendo su boca sacando su lengua buscó la mía y nos enzarzamos en un juego de caricias linguales hasta que metí mi lengua en su boca buscando su calor.
Llevé una de mis manos hacía la cintura de su pantalón y la fui deslizando acariciando su vientre y su pubis hasta introducirla en el interior de sus bragas buscando su coño que empecé a acariciar con mis dedos, notando de inmediato su humedad que iba a más por momentos.
Seguí apretando mi polla contra su culo que no dejaba de restregar contra mi. Me separé un poco para quitarle su pantalón y seguidamente subí lamiendo sus piernas hasta llegar a su coño que destilando jugos había empapado las bragas. Deslicé sus bragas hasta quitárselas y empecé a comerle el culo deslizando mi lengua por su raja llegué a su esfínter que empecé a lamer y a puntear con mi lengua,
Joder, que gusto José, ¿qué me estás haciendo?, sigue por favor, no pares, me gusta mucho.
Ummm…, Maite que culo más divino tienes, tengo que follármelo, hace mucho que lo deseo.
No!, el culo no, por favor, no lo he hecho nunca por ahí,
Haciendo caso omiso, busqué su coño y empecé a lamerlo, mientras no paraba de jadear, ufff, ufff, ufff, que gusto, por Dios, José, sigue, cómetelo todo. Seguí comiéndomelo y sin esperarlo sentí como empezaba a convulsionarse hasta que gritando llegó a un orgasmo que me sorprendió por su prontitud e intensidad. Seguí dándole lengua mientras acariciaba su clítoris con mis dedos, pero nada más concluir su orgasmo se dio la vuelta y me hizo poner de pie.
Empezó a besarme con desesperación y me dijo:
José, ¡fóllame, fóllame ya, no puedo más, necesito que me penetres, quiero sentir tu polla dentro y dame fuerte, no lo hagas suave, para eso ya tendremos tiempo en otro momento, ahora quiero que me folles lo más duro que puedas.
La hice darse la vuelta e incliné su cuerpo contra le encimera de la cocina y mientras acariciaba su culo me desabroché el pantalón, bajándomelo junto con mis calzoncillos, liberando mi polla que ya estaba destilando líquido preseminal.
Métemela ya joder!, no me hagas esperar más.
Se la acerqué a su coño y empecé a deslizarla por sus labios mientras la oía gemir y pedir que se la metiera.
Métala de una puta vez. No puedo más José, Fóllame ya!
De un solo golpe se la dejé ir dentro de su coño que se abrió como si la metiera dentro de una crema de chocolate caliente, por lo fácil que entró y el calor que sentí en ese momento.
Empecé a bombearla fuerte sin parar, mientras ella jadeando no paraba de decirme que le diera más fuerte, que la follara duro.
Más José, más duro, no temas hacerme daño, fóllame fuerte, necesito esta follada como el agua. Necesito que me hagas tener otro orgasmo. Sigue, no pares. Venga cabrón dame fuerte como si me odiaras.
Empecé a follarla con más intensidad golpeando mi pubis contra su culo, mis huevos chocaban contra la parte baja de su coño mientras mi polla sentía un calor increíble. No recordaba haber sentido nunca tanto calor en mi polla. Su coño era un horno que me estaba haciendo disfrutar lo indecible.
Siii. Así, así, José. Ufff, ufff, ufff, como me gusta. Como me follas cabrón, siii.
Me incliné un poco para apoyar mi pecho contra su espalda mientras acariciaba sus pechos y pellizcaba sus pezones.
Siii, apriétalos, pellízcalos. Fuerte, más fuerte. Apriétame las tetas.
Así, así, ummm que gusto, por Dios, me estás haciendo disfrutar mucho, sigue cielo, sigue, no pares.
Yo seguí follándomela duro, sin parar, con rabia incluso, mientras le apretaba sus tetas y pellizcaba sus pezones.
José, sigue, sigue, me voy a correr, cielo, quiero que te corras en mi coño, échamelo todo dentro.
Ahhhhhh, me corro, me corro, ufff que bueno, que bueeenoooooo…
Sentí como absorbía mi polla mientras sus jugos iban cayendo por sus piernas y por mi pubis que tenía todo encharcado.
Sentí que mi orgasmo estaba ya próximo y aceleré mis envites contra su coño, golpeando su culo sin parar.
Córrete dentro José, échamelo todo dentro. Quiero sentir el calor de tu semen.
Ya no puede aguantar más y me dejé ir. Aggg, que gustoooo. Siii, me corro Maite, me corro.Joder que coño más caliente tienes. Ahí va. Ahhh, ahhh, ahhh. Diosss, ufff, ufff, ufff.
Me dejé caer encima de su espalda mientras nos relajábamos, sentíamos el calor de nuestros cuerpos y nuestras respiraciones jadeantes.
Seguidamente Maite tomó un par de servilletas de papel y se limpió sus piernas y coño, dándome otra para mi, para que me limpiara también y diciéndome: la próxima vez te la limpiaré como mi lengua.
Nos fuimos al salón y nos sentamos en el sofá juntos y abrazados mientras comentamos lo que había sucedido, pero sin que su mano se apartara de mi polla que no dejaba de acariciar por encima, suavemente.
Esto hay que repetirlo Maite. Me ha encantado y hacía mucho tiempo que deseaba follarte.
Si José, a mi también me ha gustado mucho, he gozado muchísimo y yo también te deseaba desde hace tiempo.
La próxima vez, quiero hacer más cosas, quiero tu culo, quiero desvirgártelo. ¿Me lo darás?
Déjame pensármelo, pero ahora quiero que te relajes un poco porque quiero comerte la polla antes de que te vayas.
Continuará…
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